Diagnostico del Peru por Michael Porter
El evento lo organizaron la Universidad del Pacífico e Interbank y concluyó el
pasado lunes.
Se llamó "Seminario
Internacional: Claves de una Estrategia Competitiva".
Concurrieron todos los capitanes de empresa, los almirantes de las finanzas,
los cabos sueltos del comercio y los funcionarios públicos con algo que decir
en este país que administra Alan García.
La estrella indiscutida fue Michael Porter, considerado por un amplio sector
de la prensa internacional como el más reconocido especialista en
competitividad de las economías globalizadas.
El diario "Gestión", por ejemplo, lo presentó así: "el gurú mundial sobre
estrategia y competitividad".
Porter, profesor fulgurante del Harvard Business School y autor de 16 libros,
vino a ponerle nota al modelo Fujimori-Toledo-García.
Las llamadas "fuerzas vivas" fueron a escuchar a esta mente brillante, que ha
asesorado a empresas como Dupont y Procter and Gamble y cuyo libro "The
Competitive Advantage of Nations", publicado en 1990, se convirtió en
referente de todo análisis serio que se hiciera en torno a lo que puede hacer
fuerte a un país en una economía sin fronteras aparentes como la actual.
¿Y qué le dijo al empresariado peruano Michael Porter?
Pues le dijo varias cosas (y acudo a la crónica que sobre esa noche memorable
hiciera para "Gestión" Alfredo Prado):
La primera es que el Perú carece de una política de largo plazo en materia de
competitividad.
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La segunda es que la economía peruana no tiene un rumbo definido.
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La tercera es que el crecimiento económico del Perú -hecho que la estadística
confirma- no se ha reflejado en beneficio de la mayoría de la población.
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La cuarta es que el Perú ha vivido estos años "una ilusión exportadora" porque
las cifras en azul proceden del alza de las materias primas, mientras que
nuestra exportación de productos con valor agregado permanece inmóvil.
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La quinta es que el Perú padece de un atraso dramático en relación a la
invención y la tecnología. "El Perú -apuntó- no sólo no ha avanzado en este
rubro: parece haber retrocedido".
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La sexta es que la mayor parte de la inversión extranjera "no viene a crear
nuevas empresas sino para comprar negocios ya existentes". Y añadió, con
espantosa exactitud, lo siguiente: "Cuando un inversionista piensa en una
nueva fábrica no piensa en el Perú".
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La séptima es que, a largo plazo, las dificultades del Perú tendrán que ver
con la baja productividad, la pésima educación, el deficiente sistema de salud,
las debilidades en infraestructura física, la desigualdad social, la
aplastante corrupción y el alto nivel de informalidad.
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La octava es que los éxitos peruanos de los últimos años pueden irse al
demonio sino limpiamos el sistema judicial, sino defendemos los derechos de
propiedad y si no fumigamos y reordenamos la disuasiva burocracia creada para
entorpecer.
¿Dijo algo más el señor Michael Porter?
Dijo todo eso y a las pocas horas regresó a su cátedra de Administración de
Negocios en Harvard.
Los empresarios peruanos quedaron estupefactos.
Esta vez la verdad no venía de un ideólogo adversario ni de un Premio Nobel
que juega al caviaraje para lavar culpas. Venía de aquella lumbrera
internacional que alguna vez escribió "Técnicas para analizar industrias y
competidores", un libro que ha sido 53 veces reeditado y que está traducido a
17 idiomas.
Estupefactos. Esa es la palabra. La farsa la había descubierto, sin dificultad,
un especialista de los Estados Unidos.
¿Se atreverá la Caverna a refutarlo?
Por lo pronto, ha guardado un delicioso silencio.
Mercedes Aráoz, azafata de LAN Chile en sus sueños más dorados, no ha dicho
una palabra. Los columnistas políglotas del borbonismo limeño se han callado
en todos los idiomas que dominan.
No atinan a nada. Se están recuperando del sopapo.
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