INTRODUCCIÓN

 

Tectónica de placas, teoría de tectónica global (deformaciones estructurales geológicas) que ha servido de paradigma en la geología moderna, para la comprensión de la estructura, historia y dinámica de la corteza de la Tierra. La teoría se basa en la observación de que la corteza terrestre sólida está dividida en unas veinte placas semirrígidas. Las fronteras entre estas placas son zonas con actividad tectónica donde tienden a producirse sismos y erupciones volcánicas.

Esta es una introducción básica sobre aquellas inmensas "cintas transportadoras" que son responsables de muchos fenómenos geológicos y geofísicos.La Teoría de las Placas Tectónicas fue desarrollada en la década del '60, causando una revolución en los conceptos que se manejaban hasta esos días. Desde entonces, se han estudiado y modelado hasta permitir que hoy en día podamos establecer muchas relaciones entre ellas y ligarlas con fenómenos que van desde sismos a erupciones volcánicas.

Pero, Qué son estas capas?. Para responder esta pregunta y entender la respuesta, imaginemos la Tierra como una esfera, diferenciada según densidad, con distintos niveles que poseen características diferentes, así tenemos el núcleo interno y externo, el manto y la corteza terrestre (a grosso modo). Debido al gradiente de temperatura que tenemos en el interior de la Tierra (pensemos específicamente núcleo externo - manto) existen gigantescas celdas convectivas.Estas celdas son las que encontramos en muchos efectos de la naturaleza, que van desde calentar agua en un recipiente hasta la formación de nubes conectivas en el Ecuador o en el altiplano (responsables del invierno boliviano):

Convección en un recipiente

con agua

Convección en un volcán

Recordemos que la convección es la única manera que los flujos de energía, o sea calor, transporten masa, pues la radiación lo hace mediante fotones, de masa nula, y la conducción transfiere momentum a las partículas que están en su vecindad, haciéndolas vibrar (pensemos que la temperatura mide la energía cinética de éstas).
Este enfoque traerá algunas consecuencias, ya que al estar moviendo grandes masas estaremos desplazando materiales de composición y estructura dependientes de un ambiente en particular a otros, con características distintas.

Con esto estamos asumiendo que existe un comportamiento plástico en el manto, que mueve material desde "profundidades" abismales hacia zonas cercanas a la corteza terrestre, donde se enfría y se solidifica formando corteza terrestre. De esta forma en otro punto debe desaparecer corteza para mantener equilibrado el sistema. Existen zonas específicas sobre en la superficie terrestre donde ocurren estos procesos, ejemplo:

Es obvio que alguna vez Africa y nuestro continente sudamericano formaron parte de un mismo super-continente que fue dividido. En términos más técnicos es lo que llamamos una zona de divergencia de placas tectónicas, ie, "algo" está empujando desde el interior de la tierra a la corteza que se encuentra bajo los océanos.

Justamente bajo nuestros pies está ocurriendo el fenómeno de desaparición de la placa que cubre parte del Océano PAcífico (Placa de Nazca). Se hunde ya que la densidad de ésta es mayor que una placa continental (por los motivos expuestos anteriormente). Esto es una zona de convergencia de placas. Por supuesto que existen lugares donde no existe ni lo uno ni lo otro, resultando un cizalle entre placas, como por ejemplo en California, donde esto da origen a la famosa "Falla de San Andrés".

Cizalla;                                 Divergencia;                         Convergencia

El sistema que se logra al unir estas configuraciones, da lugar a otros fenómenos, como:

Nótese que la litósfera contiene a la corteza y representa un capa de rocas relativamente rígidas, en cambio la astenósfera, que forma parte del manto terrestre, tiene un comportamiento más parecido a un fluido viscoso.

En la figura vemos una descripción muy completa de lo anterior:

Las placas las podemos visualizar como gigantescos casquetes esféricos, que cubren completamente el área del planeta, que están en continua modificación.

ESTRUCTURA GENERAL DEL INTERIOR DE LA TIERRA

www.irabia.org/web/ciencias/placas/tierra.gif

  1. Método densidades: Dtierra = D1 + D2 + D3 /3, donde D3 es muy próximo a la Densidad media del hierro y del níquel.
  2. Método sísmico: para el estudio de la estructura interna de la tierra. Un terremoto o seísmo es un movimiento vibratorio que se transmite por el interior de la tierra llegando hasta la superficie mediante las denominadas ondas sísmicas.

www.ucm.es/info/geodina/ investigacion/tectoni    www.terravista.pt/copacabana/ 1519/tectonica/3.htm

CONOCIENDO MAS A WEGENER

En un mapa los contornos de los continentes se parecen a las piezas de un rompecabezas porque muchos litorales que se hacen frente a través del mar dan la impresión de que embonan.Desde el siglo XVIII por lo menos hubo personas que notaran esta extraña concordancia de los contornos continentales. Pero si los continentes eran piezas de un rompezabezas, ¿cómo podían haberse separado? ¡Los continentes no se podían mover!

Durante casi dos siglos el único indicio de que los continentes podían tener movimiento fue la congruencia de sus contornos, indicio que nadie juzgó suficiente para concluir que los continentes se movían.

Algunas de las piezas del rompecabezas geológico

En 1915 Alfred Wegener, un meteorólogo y astrónomo alemán que había explorado Groenlandia, publicó el libro El origen de los continentes y los océanos, en el cual proponía la descabellada hipótesis de que la corteza terrestre estaba en movimiento.

 

Wegener escribió: "La idea del desplazamiento de los continentes se me ocurrió desde 1910, estudiando el mapa del mundo bajo la impresión directa que me produjo la congruencia de los contornos de los continentes que están a uno y otro lado del Atlántico. Al principio no hice mucho caso de esta idea por parecerme poco probable. Pero en el otoño de 1911 cayó en mis manos por casualidad un informe por medio del cual me enteré de que había pruebas paleontológicas de la existencia de un antiguo puente terrestre entre Brasil y África". Hacía tiempo ya que los paleontólogos estaban confundidos por las semejanzas de las especies prehistóricas que habían poblado tierras separadas por vastos océanos; por ejemplo, África y América del Sur.

Si los continentes estaban fijos --y descartando la idea absurda de que una especie hubiera surgido en dos lugares distintos de manera independiente--, la única forma de explicar estas semejanzas era suponer que en el pasado había existido una conexión por tierra entre ambos continentes, que luego se había hundido, dando lugar al océano Atlántico.

Wegener reunió toda la evidencia en favor de los supuestos puentes terrestres y escribió: "Quizá no sea exagerado decir que si no aceptamos la idea de estas antiguas conexiones terrestres, la evolución de la vida en la Tierra y las semejanzas entre los organismos modernos de continentes muy separados son un acertijo sin solución". A menos que, en lugar de haber estado conectados por tierras intermedias hoy hundidas, estos continentes hubieran estado conectados simplemente porque en el pasado estaban juntos.

Algunas de las pruebas de Wegener del movimiento de los continentes son que:

Wegener se puso a estudiar y descubrió que entre América del Sur y África no sólo había animales prehistóricos en común: además los estratos geológicos de uno y otro continente se correspondían como las capas de relleno de dos pedazos de un mismo pastel. Lo mismo sucedía con faunas prehistóricas y estratos geológicos de otras piezas del rompecabezas.

A continuacion se presenta un fragmento de la obra El origen de los Continentes y Océanos, de Alfred Wegener, que plantea algunas de las teorías sobre su formación, concretamente la teoría de la deriva continental o de los desplazamientos (teoría movilista) que defiende la separación de los continentes en el curso de los tiempos geológicos.

EL ORIGEN DE LOS CONTINENTES Y OCEANOS

De Alfred Wegener.

Capítulo 2.

Pero ¿cuál es la verdad? La Tierra no puede tener más de un rostro a la vez. ¿Hubo puentes continentales, o bien estuvieron siempre los continentes separados por mares profundos? Es imposible rechazar la reivindicación sobre las antiguas conexiones terrestres si no queremos renunciar por completo a comprender el desarrollo de la vida en la Tierra. Pero es igualmente imposible rehuir los argumentos con los que los partidarios de la teoría de la permanencia rechazan los intercontinentes hundidos. Evidentemente, queda tan sólo una posibilidad: tiene que existir un error oculto en las suposiciones tomadas como evidentes.

Este es el punto de partida de la teoría movilista o teoría de la deriva. La suposición, tomada como evidente tanto en la teoría de los puentes continentales como en la de la permanencia, de que la situación relativa de los bloques continentales no ha cambiado (prescindiendo de su cobertura de mares someros) debe ser falsa: los continentes deben haberse movido. Suramérica debe haber estado junto a Africa y formado con ella un único continente, escindido en el Cretácico en dos partes que luego, como los fragmentos de un témpano agrietado, se separaron cada vez más en el curso del tiempo geológico, pero los bordes de estos dos bloques concuerdan todavía hoy. No sólo el gran codo en ángulo recto que forma la costa brasileña en el cabo San Roque encuentra su negativo en el recodo de la costa africana en Camerún, sino también al Sur de estos accidentes la forma de la costa es tal que a cada saliente en la costa brasileña corresponde una bahía de igual forma en la africana, y viceversa: a cada bahía en el lado brasileño un saliente en el africano. Como puede comprobarse con el compás sobre un globo terrestre, las distancias concuerdan con precisión.

Igualmente, Norteamérica ha estado situada en el pasado junto a Europa, y formó un bloque único con ella y Groenlandia, al menos desde Terranova e Irlanda hacia el Norte. Este bloque se fragmentó a partir del Terciario Superior (y en el Norte incluso en el Cuaternario) por medio de una fractura que se bifurcaba en Groenlandia, tras lo cual los fragmentos se separaron unos de otros. La Antártida, Australia y la India estaban situadas junto a Suráfrica hasta el comienzo del Jurásico, formando con ella y con Suramérica un gran contienente único (parcialmente cubierto por mares someros), que en el transcurso del Jurásico, el Cretácico y el Terciario se fragmentó en bloques aislados, que luego derivaron en todas direcciones. En el caso de la India, se trata de un fenómeno algo distinto: inicialmente, un largo bloque cubierto casi totalmente de mares someros la unía por completo al continente asiático. Tras la separación de Australia por una parte (en el Jurásico Inferior) y por otra de Madagascar (en el límite entre Cretácico y Terciario), este largo bloque fue plegado cada vez más por la aproximación de la India a Asia, y constituye hoy una de las más poderosas cadenas de montañas de la Tierra: el Himalaya y las cadenas vecinas.

También en otras zonas se presenta la deriva continental en relación causal con el origen de las montañas: en la migración hacia el Oeste de las dos Américas, su borde anterior se plegó en la gigantesca cadena andina (que se extiende desde Alaska hasta la Antártida) a causa de la resistencia frontal del fondo de la cuenca del Pacifico, muy antigua, fría y, por tanto, rígida. También junto al continente australiano, sólo separado de Nueva Guinea por un mar de plataforma, se encuentran las elevadas montañas de Nueva Guinea, formadas recientemente y también en el borde anterior en el sentido del movimiento; antes de su separación con respecto a la Antártida, la dirección de su movimiento era distinta: la actual costa Este era entonces el borde anterior. Entonces se plegaron las montañas de Nueva Zelanda, que se extendían inmediatamente delante de esta costa, y a continuación y debido a los cambios en la dirección de la deriva, se desligaron y retrasaron, formando arcos de islas. Las actuales cordilleras del Este de Australia surgieron en una época anterior; se formaron al mismo tiempo que los pliegues más antiguos en Norte y Suramérica, los que constituyen la base de los Andes (Precordillera), en el borde anterior de la masa continental que migraba como un todo antes de la fragmentación.

El citado proceso de la separación de Nueva Zelanda (primero cadena marginal, luego arco de islas) del continente australiano nos lleva a considerar el fenómeno al otro lado de los continentes en movimiento, donde los fragmentos quedarían retrasados en la migración de los grandes bloques, sobre todo cuando ésta tenía lugar hacia el Oeste. Así, las cadenas marginales se segregan en el borde oriental del continente asiático para formar arcos insulares; así quedan atrás las Pequeñas y Grandes Antillas con respecto al bloque centroamericano, lo mismo que el llamado arco de las Antillas del Sur, entre la Tierra de Fuego y la Antártida occidental; incluso todos los continentes que se estrechan en dirección meridional presentan una curvatura hacia el Este del extremo aguzado, debido a un retraso relativo en la deriva. Como ejemplos, citaremos el extremo Sur de Groenlandia, la plataforma submarina de Florida, la Tierra de Fuego, la Tierra de Graham o la fragmentada Ceilán.

Se puede observar sin dificultad que esta exposición global de la teoría de los desplazamientos se basa en la suposición de que los fondos marinos y los continentes están compuestos de distintos materiales, que en cierta medida representan diferentes niveles de la Tierra. El más extremo, representado en los continentes, no cubre toda la superficie terrestre (como veremos, quizá sea más correcto decir que no la cubre ya), y los fondos marinos representan la superficie libre del siguiente nivel de la Tierra, que asimismo se supone que existe bajo los continentes. Este es el aspecto geofísico de la teoría movilista.

Si tomamos la teoría de la deriva como base, podemos satisfacer todos los requisitos legítimos, tanto de la teoría de los puentes continentales como de la teoría de la permanencia. En concreto, esto quiere decir que hubo conexiones entre los continentes actualmente separados, pero no intercontinentes que luego se hundieron; y que hay permanencia, pero no de cada océano o continente individual, sino del área de los continentes y del área de las cuencas marinas en su conjunto.
La argumentación detallada de esta nueva teoría constituirá el contenido principal de este libro.


Fuentes:

Wegener, Alfred: El origen de los continentes y océanos. Madrid. Ediciones Pirámide, 1983.

Enciclopedia Electronica Encarta 2002

www.oasismarino.com/placas_tectonicas

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